Vocación es llamado. No es un llamado cualquiera; se trata de uno vital, que define la existencia. Invoca la pasión más profunda, que marca un destino y lo define para siempre. La abogacía es una vocación, sin dudas; pero la abogacía del Estado es una vocación por excelencia, mucho más profunda y con rasgos tan particulares, que la hacen única.
Es tanto lo que hacen los más de 6.800 letrados que componen el Cuerpo de Abogados del Estado, que cuesta condensarlo y ponerlo en palabras. Si se presta la debida atención, son la burocracia por excelencia: fundamento y motor de las decisiones públicas que se toman día a día, que permiten que el Estado funcione, pero que funcione [...]