El Estado es uno; los poderes son tres. La división de Montesquieu define roles, pero no instaura compartimentos estancos. Especialmente entre los poderes políticos, debe existir un diálogo en la búsqueda de consensos para las políticas de Estado. La justicia, de su lado, ejerce el control, lo que no quiere decir que de la espalda: Astrea tiene los ojos vendados pero una balanza y una espada en cada mano, denotando el equilibrio que debe regir su accionar, de compromiso pleno con la realidad; no la ve, sino que lo que es mucho más poderoso, la siente.
El ritmo del sistema está marcado por la coexistencia de los movimientos de los tres poderes. Desde luego que hay líneas de [...]