El proceso civilizatorio es una marcha constante de los hechos al derecho; de la realidad proteica e inestable a los conceptos que intentan fijar pautas, en pos de lo predecible y certero. Eso es en definitiva el derecho; más precisamente el estado de derecho, ya que describe un modo de plantarse en la vida, fundado en la tolerancia y el respeto.
Mirando en perspectiva, no son tan solo las cifras ni los indicadores económicos los que deben servir de referencia profunda. En todo caso es el grado de apego a las normas; no solo a aquellas miles escritas, presumidas y conocidas por todos (absurda presunción y punto de partida de un sistema, si los hay), [...]