por PTN-lado B9 agosto, 2018
El silencio

Contra lo que se cree y presume, el silencio tiene una potencia inusitada. Ya Plutarco enseñaba que los dientes nos fueron dados como una barrera poderosa para frenar la impetuosidad de la lengua; y llamaban kataglossoi (locuaces) a los proclives a hablar demás, con pocos oídos para escuchar a otros. El que calla otorga, dice el sabio dicho popular. Lo que lleva a pensar los efectos del silencio en política, en particular de quiénes nada dicen frente a palabras escritas que lo dicen todo, al amparo de fueros anacrónicos; tal vez pensando en que el pez por la boca muere…

Bien señala el dr. Mauri (distinguido colega de Dictamenes de la PTN) que en la música el silencio es tan potente como la nota, al punto que para el maestro del jazz Davis, es más difícil dejar de tocar una nota que tocarla. Y sin ánimo de abundar, es un termómetro de una buena amistad: cuando el silencio no incomoda, cuando es tan o más cómodo que un diálogo, quiere decir que estamos ante un amigo.

El silencio en el derecho tiene una importancia mayúscula. No solo en el ámbito penal, por mandato constitucional. También en el derecho administrativo, en el instituto que se conoce como silencio de la Administración. Dispositivo interesante, que tiene un doble juego, a favor del interesado (administrado, se le dice, con licencia gala) y a veces, ante ciertas pasividades consentidas, a favor de la Administración. Depende como se mire.

Lo cierto y concreto es que (tal vez) llegó la hora repensar el derecho administrativo desde este punto de vista. El silencio puede convertirse en motor de una puesta en crisis del sistema, que alumbre uno mejor, más acorde a los tiempos que corren.

Para ser más claros: debería dejar de ser una excusa para que expedientes queden hibernando en la administración pública por años, a la espera de un funcionario con visión más favorable del tema, acumulando intereses. También para que los funcionarios públicos resolvamos los asuntos, con celeridad, eficiencia y efectividad, de modo de cerrar los procesos y asegurar, llegado el caso, el rápido acceso a la justicia.

Es tiempo de cambios, también en el derecho administrativo. El silencio lo pide a gritos.

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