Sean opiniones o escritos procesales, tenemos una tendencia a los ergotismos, las perífrasis, redundancias, tautologías; los giros repetidos (e.g. en efecto, sin perjuicio de lo cual, el “mismismo”); algunos pocos latinazgos, tantas veces mal usados; la ausencia o el abuso de los signos de puntuación (para probar el punto, se podría decir que he cometido una perífrasis; el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra…).
No obstante, sea porque compartimos el nominalismo recordado por Borges en el Golem (si como dice el Griego en el Cratilo, el nombre es arquetipo de la cosa…), sea simplemente porque creemos que una pieza jurídica no deja de ser literatura, es [...]